domingo, 30 de noviembre de 2008

Quantum of Solace: un poquito de por favor...


La caída del muro provocó muchos cambios en el mundo. Entre otros, los enemigos han cambiado y los espías han tenido que redirigir sus ojos hacia otras latitudes del planeta, lo que se ha reflejado en las películas del género.
Y que mejor ejemplo de esto que las películas del agente 007, con licencia para matar. Desde su enésima resurrección (y 5º encarnación, Pierce Brosnan) los enemigos ya no son los rusos comunistas en bloque. En las películas protagonizadas por el irlandés, los enemigos eran pequeños grupúsculos de nostálgicos de la hoz y el martillo (Goldeneye), lo dicho, comunistas de otras latitudes, como Corea (El mundo no es suficiente) o grupos que medran y prosperan en ese ambiente neo-comunista (El mañana nunca muere).
La encarnación de Daniel Craig del Comandante Bond en Casino Royale nos ha permitido deshacernos de una vez del tema del comunismo para ir al extremo contrario: Allí, el “malo” era Le Chiffre (Mads Mikkelsen), un banquero corrupto (curioso el nombre, un banquero apellidado “La Cifra) que sacaba provecho de las grietas del sistema Capitalista para especular con dinero de dictadores sudamericanos y africanos. Para acabar con Le Chiffre y la organización que le amparaba, “Quantum”, Bond contaba con la colaboración de una agente del tesoro llamada Vesper Lynd (Eva Green), que devenía en traidora (la avispa picaba a Bond)y con un agente de la CIA tan corrupto que era honesto, Felix Leiter (Jeffrey Wright). Es decir; ahora, el enemigo era nuestro, íntimo, nacía de los defectos e imperfecciones de NUESTRO sistema. Sistema que, hemos visto en los últimos meses, ha mostrado su cara más vil y cruel. Y lo que nos queda, my friends.


Esta (mínima) actualización temática daba un nuevo cariz a la saga y aportaba curiosos y numerosos nuevos puntos de interés que renovaban una formula que ya estaba gastada de puro uso; la anterior película de Bond era un puro disparate sin pies ni cabeza en la que hasta salía Madonna de Maestra de Esgrima (¿Que diría Carla, la del Monkey Island?). Además, se habían alejado bastante del tono infantil y socarrón que caracterizaba las películas del los últimos 20 años y nos presentaba a un Bond muy Humano (si se puede caracterizar como humano a semejante ser tan frío), lleno de sutilezas y gran complejidad.
Casino Royal fue la más larga y, para mí, la mejor de las películas de Bond desde las más clásicas, hoy ya pequeñas joyas. Muchos comentaron que nacía de la necesidad de actualizar el personaje y acercarlo a las nuevas generaciones, más familiarizados con Jason Bourne que con Bond. Yo opino que no es tanto eso, que también, como quitarle ese aspecto gran-guiñolesco que había cogido en las últimas películas. El “más grande todavía” se había impuesto y, como sucedió con el caballero oscuro de Gotham (y sucederá con otros personajes), se imponía una vuelta a los orígenes. Reitero que todo eso se logró, a mi parecer, con Casino Royale.


Y entonces, surgió este “Quantum of Solace”, que podríamos traducir como “un poquito de calma”, lo que es paradójico para una película con tanta acción. Ahora tendría que decir que es continuación directa de Casino Royale, que empieza un rato después de cuando acababa aquella y todas esas cosas. Pero seguro que, a estas alturas, todo el mundo lo sabrá. Pero de ahí nace lo que yo creo que es el mayor error de la película: que para ser una continuación es bastante antitética a aquella. Donde en la primera había contención, ahora hay ruido y acción. Donde había verismo, vuelve a haber arquetipos. Creo que muchos de los hallazgos de Casino Royale se han ido por la alcantarilla. A mi entender, la película adolece de lo siguiente:
Un guión confuso y donde han querido abarcar demasiado. Hay mucho que no se explica y que no sabes de donde sale ni a donde va. Ejemplos: ¿Qué es Greene dentro de Quantum?¿De donde salen los coches que persiguen a Bond al principio de la película?¿Quién es el tipo de la moto que persigue a Camilla y al geólogo en Port-au-Principe?¿Cual es el juego de la CIA? Deja muchos flecos sueltos(demasiados) sin explicar.




  • Muchas de las escenas de acción carecen de razón de ser. La escena de las lanchas es ridícula, así como muchas de las peleas. No vienen a cuento.


  • Los personajes han quedado desdibujados, especialmente el de Camille y Greene. Tampoco Bond parece muy centrado, aunque en su caso, es más explicable, ya que está en zozobra. Lo que ya no se explica tan bien es porqué M le protege y se fía de él cuando no lo hacía en Casino Royale y las circunstancias, la verdad, no solo no habían mejorado, si no que todo lo contrario.


  • El componente ecologista New Age…en fín.

Lo que yo creo es que el director era el equivocado. Marc Forster es un grandísimo director, nadie lo pone en duda, pero su especialidad son otro tipo de filmes: “Monster’s ball”, “Stranger than Fiction” o “Finding Neverland” demuestran una acusada personalidad y una manera de hacer las cosas diametralmente distinta a lo que necesita una peli de Bond. Tal vez acudieran a él para fomentar o potenciar la parte “humana” de la historia, así como a Paul Haggis, guionista cuya mano era patente en “Casino Royale”. Pero Haggis es ahora otro reputado autor, oscarizado y también con un discurso bien marcado y bastante antibelicista, como se puede ver en su film ”En el valle de Elah”. Es muy consciente de ello, por lo que ya no sé hasta que punto le hacen gracia los trabajos alimenticios como Script-doctor que tanto agradecen y con lo que tanto se divierten otros grandes (más que Hagáis) como David Mamet, David Koepp o John Sayles (ahí es nada, monada…).
Por todo esto, creo que la película ha caído en manos de Dan Bradley, director de la segunda unidad, la de los especialistas. Bradley lleva años haciendo un gran trabajo: ha sido el responsabl de la espectacularidad de las películas de Spiderman, de las dos últimas del Dr. Jones y, sobretodo, de las espectaculares persecuciones y peleas de la saga de Bourne. Pero mientras en Casino Royale, su trabajo estaba subordinado al guión y a un director, Martin Campbell, que si bien es un simple artesano, es muy bueno en lo suyo, aquí es el amo y señor, por lo que las peleas y la acción copan lo que antes eran…otras cosas, una película.
En cuanto a las actuaciones, Craig le ha cogido la medida a Bond, si bien no ha tenido la oportunidad de actuar, ya que la película no le da demasiadas oportunidades. Mathieu Amalric hace un malo desaprovechado, así como el policía corrupto de Guillén Cuervo o la Camille que encarna la muy en boga, Olga Kurylenko. Y querría detenerme en el personaje de Kurylenko, ya que es indicativo del mal que afecta a la película. Se supone que es la chica Bond de la misma, sin embargo, no cumple ninguna de las características que la definirían como tal. Es un personaje fuerte, independiente, incomprensible y…no se desnuda, no besa a Bond ni es atraido por él lo más mínimo. Además, en el momento clave, pincha como la que más. Amaga pero no remata, como otras muchas cosas.
Para el polvote de rigor, se han sacado a una chiquita de la embajada, a Strawberry Fields (¡?!), interpretada por Gemma Arterton, con dos grandes escenas(una de ellas icónica dentro de la saga Bond) y poco más, lo que es una lástima, ya que podría haber dado muchísimo juego y la chica era muy mona. No es que la Kurylenko no sea mona, que sale especialmente guapa en esta película (tal vez porque es el personaje más “normal” que ha interpretado en el cine), si no que no estaría mal haber hecho algo más con su personaje…Me ha parecido muy infrautilizado.
Como infrautilizado está todo lo relativo a Quantum; se utiliza como McGuffin en un par de ocasiones y luego, nada de nada, ¿Qué pasó con Quantum? Chi lo sá, como dicen los italianos. A la vez, se mezcla con la extraña sed de ¿justicia?,¿venganza?... de James Bond, carente de sentido o de norte…No sé algo que podemos calificar, siendo buenos de…raro.
En fin. Como se puede ver, no ha gustado especialmente. No es que diga “¡no la veais!”. Se puede ver, es muy entretenida y amena y además, cortita (la más corta de las 22 de JB), es que esperaba mucho, mucho más para acabar dándome, en el fondo, un poco lo mismo de siempre:acción y poco más, algo que, creí, había pasado a la historia con Casino Royale.

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